Al igual que las paralizaciones de Iquique y Antofagasta del verano de 2022, la ciudad del cobre bloquea sus principales rutas para manifestar su descontento derivado de los últimos hechos violentos.

Calama despertó hoy bajo una paralización significativa, tras el llamado del alcalde, Eliecer Chamorro, por la crisis de seguridad que atraviesan sus calles.
El Gobierno trató de contener la situación llamando a no paralizar la ciudad, sin embargo, la situación era una olla a presión.
La información más reciente confirmanque los principales accesos a la ciudad están bloqueados, tanto para ir hacia Antofagasta, como para subir a la mina de Chuquicamata y otras faenas mineras, además, el transporte público también se adhirió a la movilización.
Seguridad fantasma
Todo esto se desencadenó con las balaceras perpetradas durante esta semana, donde Víctor Campillay, quien se dedicaba al robo de cobre y tráfico de drogas, disparó contra un cuartel policial para luego trasladarse a un terminal de buses y cometer la misma acción contra cuatro ciudadanos venezolanos.
El Gobierno envió a Calama al subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, para anunciar medidas correspondientes, como por ejemplo, la llegada de más Carabineros.
“La gente de Calama está pidiendo que tomemos decisiones para resolver los problemas ahora”, sostuvo.
El alcalde, insatisfecho con las respuestas y medidas, las calificó de insuficientes y llamó a la aplicación de la ley de infraestructura crítica en la zona, para el resguardo de los lugares más conflictivos. Ricardo Díaz, Gobernador de la Región de Antofagasta, dijo tajantemente que “lo que vivimos en el norte después lo van a vivir en Santiago”.





