Miércoles, Diciembre 24, 2025
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No son caprichos

A todas las personas que trabajan y cuidan, especialmente a las mujeres.

Por Érika Yazmín Zárate Villa, Jueza de Distrito especializada en Ejecución de Penas en la Ciudad de México, comisionada para el desempeño del cargo de Secretaria de Estudio y Cuenta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El libro “Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas” revela “anécdotas” sobre los techos de cristal en el ajedrez. Se describe que Kaspárov entró a lavarse las manos al baño de mujeres y ahí se encontró a Polgar, ella no se molestó.

La historia revela que pensamos en ciertos espacios, materias, lugares o trabajos sólo para los hombres y, en función de esa visión se organizan. En lo individual mujeres y hombres podemos tener desventajas ante otros, pero sin duda hay grupos que están en circunstancias inadecuadas y lo han estado por siglos. El punto es visibilizar que ningún campo está totalmente libre de un modo de pensar y hacer desde lo masculino.

Las mujeres que trabajan pueden decidir no especializarse en estudios de su profesión, no aprender otro idioma o no asistir a eventos en los que puedan generar una amplia networking, sencillamente porque después del trabajo deben atender a esos hijos y progenitores. La mujer no tendrá, probablemente, crecimiento profesional porque debe elegir entre invertir su tiempo y dinero en su profesión o en los cuidados de sus dependientes.

Es justificado pensar que un hombre puede pasar por las mismas circunstancias, pero, quizás esto suceda más con las mujeres. Por esas razones son deseables las planeaciones presupuestales y los impuestos con una visión de género. Los Estados al hacer sus presupuestos deben planificar centros gratuitos donde las infancias estén seguras, por las tardes mientras sus madres o cuidadores dedican tiempo al avance de su profesión y, lo mismo se requiere para las personas mayores al cuidado de sus descendientes. Además, los Estados podrían establecer deducciones fiscales por los pagos de servicios de cuidado.

Hay textos de OCDE, ONU o CEPAL, así como libros especializados en impuestos y desigualdad estructural, porque en todos los aspectos sociales es sano contar con programas y acciones para generar la igualdad estructural. Por ejemplo, en el ajedrez hay torneos sólo femeninos, programas y proyectos destinados a la formación de niñas y mujeres en el ajedrez. Ese tipo de iniciativas en todos los campos sociales, llevan a romper los estereotipos de género y fomentar la participación igualitaria desde edades tempranas, al proporcionar oportunidades de aprendizaje y desarrollo para todos. Lo que sin duda no es moda y tampoco capricho, porque a la larga nos beneficia a la humanidad.

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