Trabajadores del Cementerio de Talca paralizaron funciones tras denunciar sueldos bajo el mínimo, nulas horas extra y abandono por parte del municipio.
Una compleja situación se vive en el Cementerio Municipal de Talca, donde siete funcionarios detuvieron sus labores durante la mañana del lunes 19 de mayo, en protesta por sus condiciones laborales. La manifestación impidió la realización de seis funerales, generando consternación entre los familiares de los fallecidos.
Los trabajadores reclaman que reciben remuneraciones inferiores al salario mínimo, con montos cercanos a los $450 000 mensuales, incluyendo los pocos bonos existentes. Además, acusan que la actual administración, liderada por Carlos Acevedo, eliminó el pago de horas extra y busca implementar un sistema de turnos rotativos que afectaría aún más sus ingresos.
“Estamos cansados de que se nos humille”, expresó uno de los funcionarios con más de tres décadas de servicio, en declaraciones al medio FM Más. La protesta no solo pone en evidencia los bajos sueldos, sino también la falta de personal, ya que solo siete personas operan actualmente el recinto.
El efecto del paro fue inmediato: funcionarias de aseo y guardias tuvieron que improvisar labores de traslado de féretros para evitar mayores retrasos. Una trabajadora de limpieza empujaba un carrito mortuorio, según relataron testigos, en medio del dolor de los deudos.
Las cifras económicas contrastan con las condiciones denunciadas. Según la cuenta pública 2024 de la Municipalidad de Talca, el cementerio reportó $1 737 millones en ingresos y $969 millones en gastos, dejando un superávit de $767 millones. “¿Dónde está la plata?”, preguntan los trabajadores, quienes insisten en obtener al menos el salario mínimo legal y condiciones dignas para continuar con sus funciones esenciales.