Jueves, Junio 5, 2025
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Menos, es más: el poder de la desprescripción en la salud del envejecimiento

Dra. Mónica Carrasco González. Directora Alterna del Centro de Longevidad VITALIS; Coordinadora especialización Medicina Familiar y Comunitaria; Dra. Katia Junco Taño Residente 3° año Medicina Familiar y Comunitaria, Universidad de Talca.

En nuestra sociedad, la longevidad es un logro y un desafío a la vez, los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que para el año 2050 habrá más de 2000 millones de personas mayores de 60 años. A medida que envejecemos, muchas personas toman múltiples medicamentos para controlar múltiples enfermedades crónicas, sin embargo, lo que en su momento fue un tratamiento adecuado, puede dejar de serlo con el tiempo. Los medicamentos que en el pasado parecían la mejor opción, ahora podrían causar más daños que beneficios, especialmente en la vejez.

La desprescripción, definida como el proceso de retirar medicamentos innecesarios o potencialmente dañinos, se ha convertido en una estrategia clave para mejorar la calidad de vida en las personas mayores. Optimizando la medicación mediante una desprescripción consensuada, ayudamos a reducir la carga de medicamentos, controlamos mejor las enfermedades crónicas, evitamos efectos adversos y, en definitiva, mantendríamos o incluso mejoraríamos la calidad de vida. Sin embargo, es importante destacar que suspender un medicamento no siempre es sencillo, puede producir síntomas de abstinencia o empeorar algunas enfermedades si no se realiza con cuidado. Por eso, la desprescripción debe ser un proceso colaborativo, donde el paciente y su equipo tratante trabajen en conjunto, evaluando los riesgos y beneficios en cada caso particular. Este enfoque requiere una medicina centrada en la persona, donde la toma de decisiones compartidas sea la base del tratamiento. Cuando los pacientes participan activamente en su cuidado, se sienten más confiados y aceptan mejor los cambios, logrando así una desprescripción exitosa.

Nuestro rol de médico de familia es fundamental en este proceso, como primer contacto y coordinadores del cuidado, estamos en una posición privilegiada para identificar qué medicamentos ya no son beneficiosos y podrían estar causando daño. Además, la atención integral, así como nuestra relación cercana y continua con las personas facilita la comunicación y el entendimiento mutuo, elementos esenciales para garantizar una atención segura y efectiva.

En definitiva, la desprescripción no es solo dejar de tomar medicamentos, sino una oportunidad para reevaluar y ajustar la atención médica a las necesidades reales de la persona mayor. Con un enfoque centrado en la persona, decisiones compartidas y el compromiso del médico de familia, podemos garantizar una vejez más saludable, digna y con mayor calidad de vida.

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