Profesor Alex Soto Poblete, Doctor en Demografía. Instituto de Matemáticas. Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca.
El envejecimiento de la población en zonas rurales del Maule plantea importantes desafíos para los sistemas de salud y protección social. Esta columna propone una mirada desde la demografía y el rol que puede cumplir la universidad en la búsqueda de soluciones sostenibles.
Mientras el debate público suele concentrarse en la atención hospitalaria o en las listas de espera, en el Maule avanza una transformación profunda, silenciosa y mucho menos visible. Nuestras zonas rurales están envejeciendo a gran velocidad. Ya no hablamos de una predicción, sino de una realidad concreta.
Según el Censo 2024, en comunas como Curepto, Vichuquén, Pelluhue y Hualañé, la proporción de personas de 65 años o más excede el 20%, muy por encima del promedio nacional, que alcanza el 14%. A esto se suma que la esperanza de vida en nuestra región ya sobrepasa los 81 años (DEIS, 2023). Es decir, las personas mayores están viviendo más, pero en sectores donde hay menos médicos, menos transporte, y menos redes de apoyo.
Las consecuencias de este proceso son evidentes. Se observa un incremento de las enfermedades crónicas, una mayor demanda por atención domiciliaria y aumento de la carga que enfrentan las cuidadoras informales, casi siempre mujeres mayores. A esto se suma la red de centros de salud rurales que no fueron pensados para atender a una población mayoritaria de personas mayores con múltiples necesidades de salud.
Esto no es solo un fenómeno demográfico. Es un desafío estructural que exige respuestas desde múltiples sectores: salud, transporte, vivienda y desarrollo rural. Se necesitan equipos de salud móviles, centros comunitarios de día, formación de cuidadores en las propias comunas y nuevas formas de llevar servicios a territorios dispersos y con poca conectividad.
Como Universidad de Talca, tenemos el deber de ser parte activa de esta tarea. Desde nuestra labor académica, territorial y en la formación de profesionales, podemos ofrecer datos, diagnósticos y propuestas concretas para enfrentar esta realidad. El envejecimiento en las zonas rurales no es un problema del mañana. Es un tema urgente que ya está aquí, y las instituciones regionales, incluidas las universidades, deben actuar en consecuencia.
