Domingo, Julio 6, 2025
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Década del Envejecimiento Saludable

Parte II:  Cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar respecto a la edad

Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH); Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG) e integrante de la directiva de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile (SGGCH).

En la columna de opinión anterior me referí brevemente al envejecimiento poblacional. Así, el Índice de Envejecimiento (N° de personas ≥65 años / N° de personas <15 años × 100) en la Región del Maule (83,9) ocupa el sexto lugar nacional, después de las regiones de Valparaíso (98,6), Ñuble (97,6), Los Ríos (89,2), Magallanes (87,1) y Biobío (84,1). Además, en dicho texto comenzamos a conocer la Década del Envejecimiento Saludable (DES), declarada por la OMS y la ONU para el período 2021–2030. Señalé que, a partir de esta columna, abordaría cada una de sus cuatro acciones estratégicas:

(i) Cambiar la forma de pensar, sentir y actuar respecto a la edad y el envejecimiento, (ii)  Fomentar comunidades que apoyen las capacidades de las personas mayores, (iii) Brindar atención de salud integrada, centrada en la persona y adaptada al envejecimiento, y (iv) Proporcionar acceso a atención a largo plazo para quienes la necesiten.  En esta oportunidad me referiré a la primera acción: Cambiar la forma de pensar, sentir y actuar respecto a la edad y el envejecimiento

Uno de los pilares de la DES es el llamado a transformar nuestra manera de pensar, sentir y actuar respecto a la edad y el envejecimiento. Este cambio cultural es crucial, ya que la discriminación por edad —conocida como edadismo— constituye una de las formas más normalizadas y menos cuestionadas de prejuicio social. El edadismo tiene múltiples efectos negativos: limita el acceso a servicios de salud, reduce las oportunidades laborales y restringe la participación social. Además, afecta profundamente la forma en que las personas mayores se perciben a sí mismas.

El edadismo se manifiesta, entre otros aspectos, en: (i) Frases como “ya está muy viejo para eso”, (ii) Políticas públicas que invisibilizan a las personas mayores, y (iii) Representaciones mediáticas que asocian la vejez con enfermedad, dependencia o inutilidad.  Estas expresiones no solo son falsas, sino también peligrosas, ya que atentan contra la calidad de vida y la dignidad de millones de personas mayores en nuestro país.

Para construir una sociedad más justa e inclusiva, es fundamental que todos y todas cambiemos nuestra visión sobre las personas mayores. Envejecer es un proceso natural de la vida, y cada persona envejece de forma distinta. Hay personas mayores activas, creativas, emprendedoras, sabias y solidarias; y también hay quienes requieren apoyo, cuidados o condiciones más equitativas para envejecer con dignidad.

Cada uno de nosotros, debe cultivar el respeto, la empatía y el reconocimiento hacia las personas mayores. Debemos valorar su rol en las familias, en la historia de nuestras comunidades y en la transmisión de conocimientos intergeneracionales.

Algunos ejemplos concretos de decisiones anti-edadismo son: (i) Cuando los medios de comunicación representan la vejez con dignidad, (ii) Cuando las empresas promueven la inclusión laboral intergeneracional, (iii) Cuando las escuelas integran contenidos sobre envejecimiento desde etapas tempranas, y (iv) Cuando los gobiernos diseñan políticas públicas que reconocen a las personas mayores como sujetos de derechos.

Los habitantes de la Región del Maule y de todo el país debemos comprometernos con esta transformación cultural. Esta primera acción estratégica de la Década es esencial. Sin un cambio profundo en la forma de ver la vejez, las otras tres acciones no lograrán el impacto que se espera.

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