Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH); Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG) e integrante de la directiva de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile (SGGCH).
Durante el último tiempo, buena parte del mundo ha entrado en una nueva fase demográfica. Chile no es una excepción, envejece en forma acelerada, es decir en pocas décadas, no en uno o dos siglos como sucedió en Europa o Japón. La tasa de reemplazo generacional corresponde al número promedio de hijos que cada mujer debe tener a lo largo de su vida para que una población se mantenga estable en tamaño y estructura etaria. El valor generalmente aceptado es de 2,1 hijos por mujer, lo que considera: Reemplazar a la madre (1 hija) y al padre (1 hijo) y el 0,1 adicional compensa las muertes infantiles, personas que no tienen hijos o infertilidad. Si la tasa de reemplazo es menor a 2,1 (Chile 1,3), la población comienza a envejecer y eventualmente disminuir si no es compensada por migración. El cambio demográfico, en lo fundamental, se explica porque ocurren menos nacimientos y las personas viven más años. Esta doble tendencia, disminución de la natalidad y aumento de la sobrevida, se explica por el progreso social, económico y sanitario. A continuación algunas razones por las que esto está ocurriendo en Chile.
Disminución de la natalidad
Esta tendencia obedece a varios factores, entre otros, los siguientes:
a) Acceso creciente de las mujeres a la educación y al trabajo remunerado. Esto ha transformado los proyectos de vida y los tiempos para formar una familia.
b) Postergación de la maternidad. Los métodos anticonceptivos han otorgado mayor autonomía reproductiva y, por otra parte, nuevos valores privilegian la realización personal, la movilidad y la vida urbana.
c) Precariedad económica. Dificultad para conciliar trabajo y familia, y el alto costo que implica la crianza de los niños/as.
Lo antes descrito es un tema estructural de nuestras sociedades, no solo se trata de una elección individual.
Aumento de la esperanza de vida
Actualmente en Chile, la esperanza de vida al nacer, supera los 80 años en promedio y en el futuro aumentará. Esto se explica, al menos por los siguientes motivos:
a) Avances en medicina. Esto se expresa en mejoras en el control de las enfermedades infecciosas, el acceso a medicamentos y a las tecnologías médicas, y una mejor nutrición.
b) Mejoras en Salud pública. Mayor cobertura en el acceso al agua potable, al saneamiento, y a programas de vacunación. Además, se han ido tomando medidas para controlar algunos factores de riesgo de enfermedades (Ej. Tabaquismo).
c) Mayor acceso a la educación. Mayor cantidad de personas esta teniendo acceso a educación superior; esto permite tener mayor conocimiento de los factores de riesgo para diferentes patologías y mejor remuneración que otorga mejor acceso a servicios de salud.
Dicho de otra forma, las personas viven más porque la sociedad ha ido construyendo entornos más saludables y protegidos.
Desafíos y oportunidades
Al inicio de esta Columna planteé que la combinación de disminución de natalidad y aumento de la sobrevida tienen como consecuencia el envejecimiento poblacional acelerado en nuestro país. Las consecuencias del cambio demográfico descrito, tiene consecuencias profundas, las que requieren de un buen análisis por parte de quienes diseñan las políticas públicas a nivel nacional, regional y comunal.
a) Desafíos: (i) Adecuar el sistema de pensiones y asegurar su sostenibilidad, (ii) Adaptar el sistema de salud para responder a enfermedades crónicas y cuidados prolongados, (iii) Generar políticas públicas para fomentar la participación, integración y autonomía de las personas mayores, (iv) Apoyar a las familias en el cuidado de personas dependientes, y (v) Planificar ciudades y comunidades más inclusivas y accesibles.
b) Oportunidades: (i) Impulso a la economía plateada (productos y servicios orientados a personas mayores), (ii) Aprovechamiento del capital humano/experiencia de las personas mayores activas, y (iii) Fomento de innovaciones sociales y tecnológicas en cuidados, vivienda, transporte, salud, etc.
El envejecimiento poblacional, que llegó para quedarse, nos exige un cambio en la mirada cultural y estructural del fenómeno. Como sociedad debemos dejar de verlo como un problema, y comenzar a entenderlo como una oportunidad de desarrollo humano, cohesión social e innovación. Debemos empezar a mirar transición demográfica como un terreno adecuado para repensar cómo queremos vivir, convivir y cuidarnos. Estamos siendo interpelados a imaginar nuevas formas de solidaridad, protección social y participación intergeneracional.
