Miércoles, Septiembre 24, 2025
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Envejecer saludablemente: Parte II. No fumar mejora tu salud actual y futura

Por Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH).

El consumo de tabaco sigue siendo uno de los principales problemas de salud pública en el mundo.  En Chile alrededor del 18% de la población adulta fuma, siendo mayor (21%) en las personas de menor nivel socioeconómico. Por otra parte, alrededor de 18 mil personas mueren anualmente por patologías relacionadas al tabaco (cáncer, enfermedades cardiovasculares y problemas respiratorios crónicos), lo que representa casi el 16% de las muertes.

Evidencias científicas indican que el tabaco es: (i) Responsable de varios tipos cáncer, (ii) Enfermedades cardiovasculares (ECV: infarto de miocardio y accidente cerebrovascular), y (iii) Es la primera causa de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

Según la Organización Mundial de la Salud, en el humo del tabaco han descrito más 250 compuestos tóxicos, de los cuales 70 han sido reconocidos como carcinógenos.  Por otra parte, entre los compuestos del tabaco que se han asociado ECV, se encuentran: (i) Nicotina y derivados (aumentan la frecuencia cardíaca y causan vasoconstricción, elevan la presión arterial y la demanda de oxígeno del miocardio, y favorecen la disfunción endotelial contribuyendo al desarrollo de aterosclerosis; (ii) Monóxido de carbono (se une a la hemoglobina formando carboxihemoglobina, lo que reduce el transporte de oxígeno, provoca hipoxia tisular crónica, daño en el endotelio vascular y aumento de la formación de placas ateroscleróticas; (iii) Aldehídos reactivos (inducen estrés oxidativo y inflamación vascular, favorece la formación de lipoproteína de baja densidad oxidada, clave en la aterosclerosis y contribuyen a la trombogenicidad aumentando la activación plaquetaria); (iv) Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (inducen mutaciones en el endotelio vascular promoviendo la inflamación, y se relacionan con aterosclerosis acelerada y eventos trombóticos; (v) Metales pesados (causan disfunción endotelial y estrés oxidativo, aumentan la rigidez arterial y la presión arterial); (vi) Partículas finas y radicales libres (penetran en la circulación generando inflamación sistémica y estrés oxidativo, contribuyen a inestabilidad de placas ateroscleróticas y formación de trombos).

Además del alto impacto en la salud de las personas fumadoras, existe la exposición, no inofensiva, al humo de tabaco ambiental, también llamado “humo de segunda mano” o “fumador pasivo”.  Al impacto en la salud, de los/as fumadores y de los/as personas que inhalan humo de segunda mano, se suma el alto costo para los sistemas de salud, las familias y la productividad del país.

Pero existe una buena noticia, los beneficios de dejar de fumar son inmediatos y acumulativos. A las pocas horas de abandonar el cigarrillo, la sangre transporta más oxígeno; al año, el riesgo de enfermedad coronaria se reduce a la mitad, y a los diez años el riesgo de cáncer pulmonar disminuye de forma significativa.  Considerando el claro impacto positivo que tiene para la salud de las personas el dejar de fumar y la relación costo-efectividad, ninguna otra medida preventiva la supera.

Teniendo en consideración las consecuencias negativas del tabaquismo y los efectos positivos del no fumar,  invito: (i)  a quienes fuman a que dejen de fumar,  y  (ii) a la clase política   a que aumenten todas las acciones que permitan controlar significativamente el tabaquismo:  aumentar impuestos al tabaco, ampliar los espacios libres de humo, garantizar programas de apoyo quienes optan por dejar de fumar, y muy importante, educar a las nuevas generaciones.

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