Antonieta Muñoz Quilaqueo. Profesora en Educación Técnico Profesional – Universidad Austral de Chile.
Formar mujeres líderes en la educación técnica es construir futuro, equidad y desarrollo desde el aula.
Durante esta semana tuve la oportunidad de participar en el Seminario de Mujeres Líderes en Educación Técnico-Profesional de la Región de O’Higgins, instancia que permitió reflexionar sobre el rol y la contribución de las mujeres en esta modalidad educativa. En dicho espacio se reafirmó la relevancia de fortalecer el liderazgo femenino no solo desde la docencia, sino también desde la formación inicial de las estudiantes que cursan enseñanza media y educación superior técnico-profesional.
Educar en liderazgo y gestión desde etapas tempranas implica formar mujeres preparadas para ejercer autonomía, tomar decisiones y liderar con visión transformadora en los diversos contextos productivos y sociales donde se insertarán. Esto demanda currículos que integren la perspectiva de género, espacios de participación efectiva y referentes femeninos que inspiren a las nuevas generaciones a reconocerse como agentes de cambio y de innovación en sus comunidades.
En la Educación Técnico-Profesional (ETP), las mujeres han debido desenvolverse en entornos históricamente masculinizados, enfrentando desafíos asociados a la participación, la representación y el acceso a espacios de liderazgo. En este contexto, promover el liderazgo femenino constituye una acción pedagógica y política que contribuye a reducir brechas de género, fomentar la equidad y fortalecer la calidad educativa.
La ETP debe ser comprendida como una formación profesional con identidad y propósito, orientada al desarrollo integral de las personas, la pertinencia territorial y la articulación entre educación, trabajo y ciudadanía. Incorporar la perspectiva de género en sus procesos formativos no es un gesto complementario, sino una condición de justicia educativa y de desarrollo sostenible.
Formar mujeres líderes en la Educación Técnico-Profesional es avanzar hacia una educación transformadora, donde el conocimiento se pone al servicio de la equidad y el liderazgo se ejerce con sentido ético, compromiso social y mirada de futuro.
Porque cuando una mujer lidera desde la ETP, no solo transforma su entorno: impulsa el progreso del país y abre caminos para las que vendrán.





