Prof. Alex Soto Poblete, Instituto de Matemáticas, Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca.
“Para ser viejo hay que ser valiente”. Con esa frase, el actor Héctor Noguera resumió, con la serenidad de quien mira el tiempo de frente, una verdad profunda sobre el país que somos y el que estamos llegando a ser. Hoy, al despedirlo a los 88 años, esa reflexión adquiere una fuerza extraordinaria: envejecer, en Chile, sigue siendo un acto de coraje.
La valentía de la vejez no se mide en años, sino en la capacidad de sostener la dignidad en medio de la fragilidad. Implica aprender a convivir con el cuerpo que cambia, con las ausencias, con la lentitud, con la mirada ajena que muchas veces infantiliza o invisibiliza. En una sociedad que venera la juventud y teme la dependencia, ser viejo es resistir, y en esa resistencia hay humanidad, sabiduría y ejemplo.
Desde la demografía sabemos que Chile vive una transformación silenciosa: en menos de una década, habrá más personas mayores que niños. La vejez ya no es excepción, sino destino colectivo. Sin embargo, nuestras políticas públicas avanzan más despacio que el calendario. Mientras la población envejece, muchos mayores siguen enfrentando la soledad rural, pensiones insuficientes o sistemas de salud fragmentados. La inminente Ley de Apoyos y Cuidados promete ser un avance crucial, pero su implementación requerirá no solo recursos, sino también convicción moral.
Héctor Noguera no solo habló de valentía, la encarnó. Siguió actuando, dirigiendo, enseñando hasta el final. En su cuerpo de ochenta y ocho años, la vejez no fue retiro, sino presencia plena. Nos recordó que envejecer no significa retirarse de la vida, sino transformarse en ella. Que la experiencia puede ser tan fecunda como la juventud, si el entorno lo permite.
Por eso, su frase trasciende lo individual. “Ser viejo” exige valentía personal, sí, pero también exige instituciones valientes, capaces de asumir el envejecimiento como eje del desarrollo y no como carga. La política, la academia, los municipios, los servicios de salud deben aprender a acompañar esa valentía con hechos como entornos accesibles, redes comunitarias, atención domiciliaria y oportunidades de participación real.
La demografía nos advierte que el envejecimiento no es solo un desafío sanitario o económico, es una prueba ética. Si ser viejo requiere coraje, entonces acompañar la vejez requiere justicia.
Héctor “Tito” Noguera nos deja su arte, su voz y, sobre todo, su enseñanza: la vejez no es el epílogo de la vida, sino su capítulo más humano. Y mientras Chile envejece, debemos aprender a mirar esa etapa no con temor, sino con respeto y la valentía que él encarnó en escena.
Porque, al final, para ser viejo hay que ser valiente, pero para construir un país digno de sus viejos, hay que serlo aún más.
Fuente de la cita: El País (2025). “Muere el actor y director de teatro chileno Héctor Noguera a los 88 años.”






