La lluvia de estrellas Leónidas 2025 alcanzará su peak entre el 17 y 18 de noviembre, con hasta 20 meteoros por hora visibles en todo Chile. Expertos explican su origen, sus características y cómo observar este fenómeno sin instrumentos.
La lluvia de estrellas Leónidas 2025 regresará este mes como uno de los fenómenos astronómicos más esperados del año. Su máximo de actividad ocurrirá entre la madrugada del 17 y 18 de noviembre, cuando el cielo chileno ofrecerá la oportunidad de observar entre 10 y 20 meteoros por hora, siempre que existan condiciones óptimas de oscuridad.
La experta en meteoritos Millarca Valenzuela, Investigadora Asociada del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y académica de la Universidad Católica del Norte (UCN), explica que estas estrellas fugaces se originan en diminutos fragmentos del cometa 55P/Tempel–Tuttle. “Cada noviembre la Tierra atraviesa su estela de polvo, y esos restos se incendian al entrar a gran velocidad en la atmósfera”, detalla.
La investigadora destaca que las Leónidas poseen un rasgo único: son los meteoros más veloces visibles de forma recurrente. Ellos ingresan a la atmósfera a 71 km por segundo. Aunque sus trazos pueden aparecer en cualquier zona del cielo, todas sus trayectorias apuntan hacia un punto común, el radiante, ubicado en la constelación de Leo.

¿Cómo y cuándo observar en Chile?
Valenzuela recomienda mirar el cielo antes del amanecer, cuando el radiante se ubica más alto. “Desde Santiago, el mejor horario comienza entre las 03:00 y 04:00 horas. No se necesita telescopio, solo un cielo oscuro libre de contaminación lumínica”, señala.
La académica aclara que este fenómeno no implica riesgos y que su observación depende de factores ambientales como la presencia de nubes o la luminosidad lunar. La ausencia de Luna brillante favorecerá la visibilidad este año.
Un laboratorio natural para la ciencia
Más allá de su atractivo visual, las Leónidas ofrecen una oportunidad científica relevante. La experta explica que cada lluvia de meteoros funciona como un registro dinámico del cuerpo que la originó. Su análisis permite comprender cómo se desintegran los cometas. También ayuda a identificar filamentos de polvo, estimar su edad, detectar variaciones orbitales y reconstruir la historia de cuerpos ya inactivos.
“Ver caer decenas de meteoros puede despertar curiosidad y abrir puertas a la astronomía para jóvenes y familias”, afirma Valenzuela. Además, invita a acompañar a niñas y niños a observar el cielo nocturno, idealmente lejos del resplandor urbano. “Vale la pena el esfuerzo; es un fenómeno que conecta a las personas con el universo”, añade.





