Mientras el economista Jorge Quiroz, asesor de Kast, enfrenta críticas constantes en redes y debates, los cuatro gobernadores imputados en ProCultura se suman a Jara sin atención pública.
El reciente debate presidencial de la Asociación de Radiodifusores de Chile (Archi) volvió a centrar la atención en Jorge Quiroz, coordinador económico de José Antonio Kast. Quiroz es cuestionado por su vinculación con casos históricos de colusión en pollos y farmacias.
Jeannette Jara, candidata de izquierda, señaló durante la jornada:
“Pueden haberlo sancionado o no, pero la colusión que organizó tu asesor económico perjudicó a miles de chilenos”.
La polémica se ha replicado en redes sociales y medios de comunicación, convirtiendo a Quiroz en un foco constante de críticas éticas y políticas. Kast, por su parte, ha defendido públicamente a su asesor asegurando que “tiene todo mi respaldo”.
Sin embargo, un contraste notable surge al revisar la situación del equipo de Jara. La candidata presentó a cuatro gobernadores imputados en el caso ProCultura como parte de su comando de campaña: Ricardo Díaz (Antofagasta), Rodrigo Mundaca (Valparaíso), Óscar Crisóstomo (Ñuble) y Jorge Flies (Magallanes). Según indica La Tercera, todos ellos están siendo investigados por presuntos delitos de fraude al Fisco. Estos delitos están relacionados con convenios adjudicados a la fundación ProCultura.
A pesar de su condición de imputados, la incorporación de estos gobernadores no ha generado críticas ni debate comparable al que enfrenta Quiroz. Esto incluye convenios por millones de pesos para recuperación de fachadas, murales y proyectos de integración, algunos de los cuales aún están bajo pesquisa fiscal.
El contraste evidencia un doble estándar en el escrutinio público y mediático. Mientras a Kast y su equipo económico se le somete a constante cuestionamiento ético, la presencia de imputados en el comando de Jara pasa prácticamente desapercibida.
El contraste entre la cobertura que reciben Kast y Quiroz y la relativa indiferencia frente a los gobernadores imputados que apoyan a Jara refleja un marcado doble estándar mediático. Mientras uno enfrenta cuestionamientos constantes en debates y redes sociales, el otro logra avanzar sin presión pública significativa. Esta situación deja en evidencia cómo la atención ética y política no siempre se distribuye de manera equilibrada en el escenario electoral.





