Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH).
El ocio y la participación cultural son pilares del envejecimiento positivo. Dedicar tiempo a actividades recreativas aporta beneficios físicos, mentales y emocionales para las personas mayores. Involucrarse en clubes, talleres artísticos, música o deporte fortalece la integración social y el bienestar general.
Según una encuesta nacional, los adultos de 60 o más años dedican en promedio cinco horas diarias al ocio, con variaciones por edad y género. No obstante, la satisfacción que obtengan depende, en gran parte, de las oportunidades disponibles: si hay más espacios accesibles (p. ej. plazas adaptadas, salones culturales, programas de voluntariado), la calidad de ese tiempo libre aumenta.
En Chile existen algunas iniciativas para mayores, pero aún son insuficientes. La «visión de envejecimiento positivo» exige convertir la recreación en estrategia de salud pública. El presupuesto para cultura y actividades deportivas, con enfoque geriátrico, debería aumentar: crear más talleres locales (cine, baile, artesanía), mejorar el transporte municipal para que puedan asistir, e invitar a la comunidad a generar encuentros intergeneracionales (por ejemplo, recitales o ferias donde participen todas las edades).
A modo de ejemplo algunas iniciativas:
(i) Los municipios deberían establecer convenios con centros culturales y universidades para ofrecer actividades gratuitas o preferenciales a mayores (museos, bibliotecas, cursos), (ii) Los municipios deben incorporar en su oferta anual paseos, deportes y eventos inclusivos para mayores, adaptados a sus necesidades y(iii) La ciudadanía debe valorar la creatividad de las personas mayores invitándolos a clubes de lectura, coros o grupos de baile, enriqueciendo así la vida comunitaria.





