Boris Vera Barrera – Grupo de trabajo Comunas Amigables -CL VITALIS – Universidad de Talca.
La Región del Maule atraviesa un proceso de envejecimiento acelerado. Según el Censo 2024 del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), presenta un Índice de Envejecimiento (IE) de 83,9, lo que significa que existen 83,9 personas de 65 años y más por cada 100 menores de 15 años. Esta relación la ubica como la sexta región más envejecida del país y supera el promedio nacional (IE 79). Varias comunas, además, exhiben cifras aún más elevadas, lo que confirma que el envejecimiento es una realidad instalada y que genera nuevos desafíos para la gestión pública, planificación territorial y a los distintos sectores estratégicos involucrados.
En este contexto, el programa de Comunas Amigables impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), enmarcado en el Área de Acción 2 de la Década del Envejecimiento Saludable 2021–2030, orientada a crear entornos físicos y sociales que favorezcan el envejecimiento saludable, constituyendo una oportunidad concreta para adaptar los servicios y las estructuras del entorno, promoviendo espacios más inclusivos que se ajusten activamente a las necesidades de la población mayor. Sin embargo, la información disponible en la Red Mundial de Ciudades y Comunas Amigables de la OMS evidencia que la implementación en la Región del Maule continúa siendo incipiente. De las 30 comunas existentes, solo 12 se encuentran inscritas de manera voluntaria en la Red Mundial: Curicó, Licantén, Curepto, Constitución, San Rafael, Pencahue, Pelarco, Empedrado, Chanco, Pelluhue, Retiro y Cauquenes. En la mayoría de los casos, el avance se restringe a la firma de la carta de compromiso por parte del/ de la Alcalde(sa), sin registros de diagnósticos participativos, planes de acción o procesos sistemáticos de evaluación que permitan medir progresos reales. A la fecha, únicamente Curicó y Chanco han desarrollado un plan de acción, aunque sin evidencias de etapas posteriores de implementación. Esta situación se complejiza aún más, siendo la región un territorio ampliamente rural y heterogéneo, en donde coexisten múltiples realidades que demandan estrategias diferenciadas y sostenibles en el tiempo.
En este escenario, la colaboración entre academia, municipios y organismos públicos adquiere un valor decisivo. Desde el Centro de Longevidad VITALIS-Universidad de Talca, a través del Grupo de Trabajo de Comunas Amigables, han iniciado esfuerzos orientados a fortalecer la información territorial y contribuir a que la región cuente con insumos adecuados para enfrentar este desafío.
Hoy, el Maule tiene la oportunidad de transformar el envejecimiento en un motor de desarrollo social, comunitario y territorial. Para lograrlo, se requiere voluntad, articulación y un compromiso sostenido de todos los actores involucrados, reconociendo a las personas mayores como protagonistas del proceso.
El desafío está sobre la mesa. Lo que viene ahora es abrir una conversación regional más amplia que permita convertir las intenciones en acciones concretas y avanzar hacia un Maule verdaderamente amigable para las personas mayores.
