Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH).
La reciente adjudicación del FIU a la Universidad de Talca es una noticia que trasciende a la propia institución. Es un hito relevante para la Región del Maule, porque confirma que el desarrollo científico de alto nivel no es patrimonio exclusivo de la metrópolis, y que desde las regiones es posible liderar investigación de frontera con impacto nacional y proyección internacional.
El FIU no es un fondo tradicional ni una suma de proyectos aislados. Es un financiamiento estructural y de largo plazo, orientado a transformar la forma en que las universidades desarrollan investigación, desarrollo e innovación. Su foco está en fortalecer capacidades institucionales, promover el trabajo interdisciplinario y abordar desafíos país complejos, aquellos que no se resuelven desde una sola disciplina ni con respuestas de corto plazo.
En el caso de la Universidad de Talca, la propuesta adjudicada se estructura en torno a desafíos estratégicos claramente definidos, como la relación entre naturaleza y sociedad y la transición sostenible de los sistemas que sostienen el bienestar. A partir de ellos, el Plan de Frontera prioriza áreas de investigación que dialogan directamente con las realidades del centro-sur de Chile y con problemáticas globales.
Entre estas áreas destacan el envejecimiento saludable, la salud mental y la salud oral, abordadas desde un enfoque integral (tipo One Health); la resiliencia frente al cambio climático; la seguridad alimentaria y los sistemas agroalimentarios inteligentes; la energía y la eficiencia de sistemas sostenibles; así como el desarrollo de conocimiento y tecnologías para el bienestar y la inclusión social. No se trata de temas abstractos, sino de ámbitos donde la ciencia puede y debe contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas y la sostenibilidad de los territorios.
Que la Universidad de Talca haya sido adjudicataria de este instrumento no es casualidad. Es el resultado de años de consolidación académica, de inversión sostenida en capital humano avanzado, de fortalecimiento del postgrado y de una gobernanza institucional que ha madurado en torno a la investigación de excelencia. La UTALCA ha demostrado contar con masa crítica, capacidades científicas instaladas y una clara orientación a problemas relevantes para el país y para la región.
Desde el Maule, desafíos como el envejecimiento de la población, la escasez hídrica, la transformación productiva, el cuidado del medio ambiente o la sostenibilidad de los sistemas de bienestar no son conceptos lejanos: son parte de la vida cotidiana. En ese sentido, que el FIU se implemente desde una universidad pública regional permite anclar la investigación de frontera en problemas reales, con pertinencia territorial y vocación de impacto.
Este logro también interpela al ecosistema regional. El FIU abre oportunidades para fortalecer la articulación entre universidad, Estado, sector productivo y sociedad civil, promoviendo una ciencia conectada con las personas y con las decisiones públicas. La investigación que impulsa este instrumento no se concibe encerrada en laboratorios, sino comprometida con el desarrollo sostenible y equitativo de los territorios.
La adjudicación del FIU a la Universidad de Talca es, al mismo tiempo, un reconocimiento al camino recorrido y una responsabilidad institucional. Supone demostrar que desde una universidad regional se puede liderar ciencia de frontera, formar nuevas generaciones de investigadores e investigadoras y aportar soluciones concretas a los grandes desafíos del país.
Para la Región del Maule, este hito reafirma una convicción fundamental: invertir en universidades regionales, en ciencia y en conocimiento no es un gasto, sino una apuesta estratégica por un desarrollo más equilibrado, justo y con futuro.
