La Universidad de Talca presentó un sistema agrícola pionero que permite cultivar hortalizas con bajo consumo hídrico en espacios urbanos y zonas extremas.
Con financiamiento del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R Maule), la Universidad de Talca inauguró un módulo de agricultura vertical que permite cultivar hasta 1.300 plantas en simultáneo, utilizando bajo consumo de agua, energías renovables y tecnología automatizada.
Este sistema, instalado en un container de 6×2 metros, integra cultivo hidropónico, sensores ambientales y paneles solares, y se presenta como una solución concreta para producir hortalizas en espacios reducidos, zonas urbanas y territorios con escasez hídrica.
En la primera etapa, el equipo técnico sembró lechugas, rúcula, mostaza, mizuna y albahaca, demostrando la versatilidad de la infraestructura ante condiciones ambientales controladas. La directora del proyecto, Gilda Carrasco, valoró su alcance:
“La tecnología es de vanguardia y nos permite producir cultivos de excelente calidad en tan solo dos semanas y media, incluso en ambientes extremos”.
Carrasco subrayó que el “Módulo de Agricultura Vertical del Maule” se proyecta como un modelo sustentable, replicable y adaptable, capaz de enfrentar la crisis hídrica, el cambio climático y la inseguridad alimentaria.

El gobernador regional del Maule, Pedro Pablo Álvarez-Salamanca, destacó el impacto territorial del proyecto:
“Somos una región agrícola que enfrenta enormes desafíos. Este tipo de innovación nos permite responder con soluciones desde el propio territorio”.
La inversión pública superó los $250 millones, lo que fue valorado por el rector de la casa de estudios, Carlos Torres Fuchslocher, quien señaló que
“Este proyecto simboliza la colaboración entre universidad y gobierno, atendiendo necesidades locales y globales con ciencia y tecnología”.
Desde el ámbito productivo, el presidente de Hortach, Cristián Muñoz, enfatizó el potencial exportador del sistema:
“La agricultura vertical mejora la trazabilidad y permite ofrecer productos inocuos, sustentables y valorados en el mercado internacional”.
Además, Muñoz recalcó su utilidad inmediata para el agro nacional:
“Parte de esta tecnología se puede aplicar ya a la agricultura regional. Nuestra dieta se basa en hortalizas, y este modelo optimiza recursos clave como agua y energía”.
