Sandra Alvear Vega. Profesora de la Facultad de Economía y Negocios y del Centro de Longevidad VITALIS de la Universidad de Talca.
La región de Maule y Ñuble, según los resultados preliminares del CENSO del año 2024 presenta un acelerado envejecimiento de su población, en línea con lo que muestra la realidad país.
En estas mismas zonas se pretende la construcción de un Parque Eólico, sobre la base de la instalación de torres con aspas para atrapar el viento, con 295 metros de altura (el edificio Costanera Center tiene 300 metros de altura), en las camunas de Cauquenes y Quirihue, el que se encuentra en evaluación.
Desde la perspectiva del trabajo que realizamos como Centro de Longevidad VITALIS, mi investigación en las temáticas sobre maltrato estructural de personas mayores y la cercanía que tenemos con las comunidades de personas mayores aledañas a estas iniciativas, estos proyectos conllevan una forma de maltrato estructural hacia las personas mayores que viven en las zonas rurales, dado que vulnera sus derechos fundamentales, su dignidad y su posibilidad de envejecer en un entorno natural y social, el maltrato estructural se genera en distintas dimensiones: social, salud física y mental, cultural, económica y legal.
En la dimensión social; estos proyectos amenazan la disponibilidad de tres recursos esenciales para la vida campesina: agua, suelo y aire, de acuerdo con un estudio realizado por un ingeniero ambiental que trabaja con las comunidades aledañas. En concreto este informe señala que, la instalación de esta infraestructura implicará la pérdida de humedales existentes y ecosistemas asociados, también, la variación negativa de las napas subterráneas, lo que afecta directamente el abastecimiento hídrico. Paralelamente, conlleva mayores riesgos de incendio, dado que la operación de las aspas aumenta la temperatura del aire y disminuye la humedad de la flora local, lo que da lugar al aumento de la probabilidad de incendios lo que compromete la seguridad de los habitantes que se encuentran alrededor y de los ecosistemas circundantes.
En la dimensión de salud; la implementación de estos proyectos someterá a las personas que habitan en los sectores adyacentes, que son mayoritariamente mayores, a sombras intermitentes generadas por el funcionamiento de las aspas, lo que da a lugar a una sombra variable a lo largo del día, afectando su bienestar. A su vez, se verán sometidas a un nivel de ruidos y vibración constantes, producto delgiro de las aspas, lo que afectará su descanso y salud mental. A esto se suma el campo electromagnético de las líneas de transmisión, tanto aéreas como subterráneas, generando sonidos ultrasónicos, lo que impacta en particular, en el trastorno del sueño de las personas mayores y desorientación, también, trastorno neurológico y dolor en otros seres vivos. En resumen, los proyectos eólicos generarían altos niveles de estrés a las personas mayores, afectando negativamente su salud mental y física, agravando en particular, cuadros de depresión, angustias, así como las enfermedades cardiovasculares que puedan padecer, lo que da lugar a una disminución de su esperanza de vida.
En la dimensión cultural; la mayoría de las personas mayores que habitan en dichos sectores han practicado la agricultura por más de sesenta años, en forma autónoma y siguiendo sus tradiciones campesinas que se remontan a los inicios de las prácticas agrícolas. Lo que constituye el patrimonio cultural rural de la zona central de Chile, el cual está siendo destruido por intereses económicos, desconectados del territorio, de la comunidad y de su cultura.
En la dimensión económica; estos proyectos generan un impacto negativo directo a la economía de las personas mayores, ya que sus tierras y la plusvalía de éstas se ven seriamente deterioradas por la existencia de estos parques eólicos. Ejemplo de esto es la alteración del paisaje, la pérdida de capacidad de desarrollar algunas formas de ganadería y cultivo de ciertas especies y la posibilidad de desarrollar actividades turísticas. Cabe considerar que estos campos son el fruto del trabajo de toda una vida y la concreción de los sueños de las personas mayores que durante toda su vida la han trabajado, lo que ha permitido la valorización del conjunto del territorio, aportando su esfuerzo al desarrollo de la Nación. A esto se suma enormes pérdidas del potencial económico contenido en una forma de vida que los conecta con las tradiciones más profundas de la República, que constituye un valor emocional, identitario y vital.
En la dimensión legal; estos proyectos vulnerarían lo establecido en la Ley N° 21.013 que modifica el Código Penal que tipifica y sanciona el maltrato estructural y el trato degradante hacia las personas mayores. A la vez podría constituirse a una transgresión a la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, que Chile ratificó. Por su lado, en Chile no existe una normativa que regule la operación de este tipo instalaciones generadoras, lo que da lugar al empleo de normativas extranjeras que no se encuentran homologadas en el país y por lo tanto no necesariamente responden a la realidad nacional y a la estructura jurídica.
En base a lo anterior, el Estado de Chile, a través de su institucionalidad debe garantizar que estos proyectos contengan un enfoque de los derechos y la calidad de vida de las personas mayores que habitan en zonas rurales. Asimismo, garanticé el respeto al derecho a envejecer en dignidad, seguridad y permita la trasmisión de su forma de vida, tal como lo establece la legislación nacional e internacional vigente. De modo de evitar la subvaloración de la propiedad, la pérdida del capital cultural y la invisibilización de las personas mayores que habitan en zonas rurales, en particular de los más vulnerables por su edad.