Pablo Muñoz Morales. Profesor de Comunicación Estratégica. Director de Comunicaciones Santo Tomás Talca
Sin duda que la dispersión del voto entre los tres candidatos de derecha crea un espejismo que hace ver a Jeannette Jara como ganadora en noviembre próximo, además, se ve a la candidata comunista que, con los resultados de las encuestas, está representando a los pactos y no solo a la izquierda más dura.
Esta aproximación tiene asociado el fenómeno que los presidenciables deben cuajar, precisamente en estas par de semanas y a cuatro meses de la votación, sobre todo cuando aún permanece en el ambiente las primarias con su tono festivo para el Partido Comunista y la derrota del Socialismo Democrático y el Frente Amplio; en este contexto, Jara podría atesorar el voto duro del Presidente Boric, José Antonio Kast aquel de la extrema derecha y Evelyn Matthei aquellos de centro.
Y en este orden, observar que Franco Parisi ya habla de sus contrincantes y Marco Enríquez-Ominami que aumentó de 2 a 4 puntos, donde podrían irse los votos de Winter y Tohá.
Hoy, cuál es el pronóstico, claramente, segunda vuelta. Jara con un piso del 30% de los votos que une a los partidarios del oficialismo, pero bastante lejos del 55% que le dio Apruebo Dignidad al Presidente Gabriel Boric. Los candidatos menores sumarán alrededor del 15%. Quedan 55% a repartir en la derecha; si Kaiser supera el 15% pasa Matthei al 14 de diciembre, de lo contrario Kast.
Del mismo modo, también corresponde despejar tres incertidumbres que circulan en tiempos de fuertes extremos políticos.
La primera, que ninguna candidatura polarizada traerá consigo riesgos de ingobernabilidad, recuerden al actual Mandatario que llegó a La Moneda con un discurso revolucionario y refundacional e inteligentemente tuvo que voltearse al centro y trabajar por los equilibrios. Segundo, Pinochetizar o Allendizar la elección será el peor error, porque desde 1989 las elecciones en Chile siempre las gana el sector que transmite esperanza, nunca el que hace campaña a partir del temor. Tercero, ya no corre la idea de que el Chile profundo es de centro o de que las elecciones las gana quien capitaliza mejor esta posición del electorado.
El chileno, en general, ha evolucionado al pragmatismo, que rehúye de extravagancia y estridencia y vota por quien le da más confianza.
Pero, todo debe cuajar antes de partir la carrera presidencial. Jara se podrá parecer mucho a Michelle Bachelet del año 2006, pero no tiene detrás un gobierno de Ricardo Lagos, por el contrario, está detrás la administración del Presidente Gabriel Boric. Kast, en tanto, no tendrá que confundir mensajes, la inseguridad no es una percepción sino una urgencia que exigirá acciones concretas y bien socializadas para internalizar y hacer hablar espontáneamente a las personas, pues este tema no se lo atribuyen al gobierno.
Si bien el anticomunismo hará lo suyo como efecto psicocomunicacional, Kast ya le arrebató la sensación de triunfo a Matthei; con esto ya no prevalece el centro político, sino con lo logrado en las primarias de junio pasado, se fortalecieron los extremos y esto, técnicamente, implica que los resultados finales se distanciarán considerablemente.