Dos accidentes en menos de 24 horas reavivaron la presión por una doble vía en la Ruta L-30-M.
Una nueva tragedia en la Ruta L-30-M dejó al descubierto, una vez más, las graves deficiencias de esta vía que conecta San Javier con Constitución, considerada estratégica para el transporte productivo, rural y turístico del Maule. En menos de una semana, se registraron tres accidentes de alta gravedad, incluido un fallecido y personas lesionadas.
El primer hecho involucró a un bus de la empresa Contimar, el cual volcó con 11 pasajeros a bordo. Horas más tarde, un motorista perdió la vida en un segundo accidente. Posteriormente, un camión maderero colisionó con un vehículo menor. Estas tragedias revivieron el temor de los habitantes del secano costero y reforzaron la etiqueta popular de “la ruta de la muerte”.
Jorge Silva Sepúlveda, alcalde de San Javier, fue enfático:
“Esta ruta no puede seguir siendo sinónimo de tragedia. Estamos hablando de vidas humanas, de familias destruidas. Esta situación es insostenible”.
El edil aseguró que las promesas de mejoras han sido sistemáticamente postergadas por los distintos gobiernos.
“Todos prometen. Nadie cumple. Se asignaron más de 200 millones para estudios, pero no hay una sola obra ejecutada”, denunció.

Una vía vital, pero olvidada
La Ruta L-30-M es fundamental para el traslado de productos agrícolas, forestales, vitivinícolas y pesqueros, además del tránsito de trabajadores, estudiantes y residentes de zonas rurales como Nirivilo, Huerta de Maule y Alto del Río. No obstante, presenta curvas peligrosas, escasa señalización, falta de iluminación y deficiente mantención.
Según estadísticas de seguridad vial, esta carretera registra un accidente fatal cada 40 días, lo que la ubica como la cuarta más peligrosa del Maule.
La comunidad local y transportistas han solicitado, al menos, medidas de mitigación básicas, como pasarelas, señalética y fiscalización. Uno de los ejemplos más urgentes es la necesidad de una pasarela peatonal en el sector Alto del Río, donde muchas familias deben cruzar a diario la peligrosa vía.
El proyecto que no avanza
El Ministerio de Obras Públicas (MOP) mantiene vigente una licitación para el estudio de concesión de esta ruta, publicada el 16 de junio de 2025 bajo el Código SAFI: 380656. La iniciativa contempla mejoras como pasarelas, calles de servicio, barreras de contención, y ampliación de capacidad vehicular.
El presupuesto asignado alcanza los $2.673 millones, y el plazo para el desarrollo del estudio es de 440 días corridos desde la adjudicación. Las fechas clave del proceso son:
- Consultas a las bases: Hasta el 11 de julio
- Cierre de ofertas: 12 de septiembre
- Apertura económica: 14 de octubre
Pese a esto, las obras aún no comienzan. Silva denunció que “ni una máquina, ni una pala ha llegado. Solo anuncios”. Además, criticó que se priorizara el bypass entre San Rafael y San Javier, dejando de lado la Ruta L-30-M.
La situación de la Ruta L-30-M refleja con crudeza la desconexión entre el centralismo político y las urgencias territoriales reales. Mientras los anuncios se acumulan y los estudios se eternizan, la población sigue expuesta a una carretera mortal que no da tregua. La falta de voluntad política, la ineficiencia en la ejecución de proyectos y la indiferencia hacia las regiones se han traducido en muertes evitables.
El caso de la L-30-M no es una excepción, sino un síntoma de un Estado que responde tarde, mal o nunca cuando se trata de infraestructura crítica fuera de la capital. La exigencia de doble vía no es un lujo ni un capricho: es una demanda urgente por equidad, seguridad y dignidad para miles de personas que día a día arriesgan su vida en una ruta que el país ha decidido mirar de reojo.
