Carlos Ramírez Zavala. Director de Carrera Comunicación Audiovisual Digital. Instituto Profesional Santo Tomás Talca.
El próximo 16 de noviembre Chile vivirá una nueva jornada electoral. Y, como suele ocurrir en cada proceso, habrá dos ganadores: el candidato que obtenga la mayor votación y el canal de televisión que lidere el rating de la cobertura.
Mientras el país elige a sus autoridades, los medios de comunicación también compiten por la preferencia del público. Entrevistas, paneles de expertos, resultados en tiempo real y análisis en vivo se combinan con estrategias para atraer telespectadores que valoran distintos aspectos: la credibilidad del medio, la simpatía de los conductores o la línea editorial. En definitiva, cada espectador decide por dónde informarse según el canal que más confianza le da.
Sin embargo, el escenario actual es muy distinto al de hace algunos años. La irrupción de las plataformas digitales y las redes sociales han transformado los hábitos de consumo de televisión y en especial lo relacionado a la búsqueda de información periodística, obligando a los canales tradicionales a diversificar su oferta. Hoy, además de la televisión abierta, los medios tradicionales transmiten por YouTube, aplicaciones móviles y canales exclusivos de noticias, buscando mantener su relevancia y atraer a audiencias más fragmentadas. El objetivo es doble: informar y, al mismo tiempo, generar ingresos publicitarios en entornos digitales.
Pese a esto, una parte del público prefiere informarse a través de los llamados “medios no tradicionales”. Algunos lo hacen por afinidad política, y otros simplemente porque la información aparece en sus redes sociales. El problema es que no siempre se trata de contenido verificado. En muchos casos, la información es parcial, sesgada o directamente falsa, lo que puede confundir al público, desvalorizando el trabajo periodístico y audiovisual de los profesionales que se preparan para entregar información confiable en procesos de alta relevancia como lo es una elección de autoridades.
Al mismo tiempo, las nuevas audiencias ya no son pasivas. Hoy los usuarios comentan, critican, comparten y generan su propio contenido, transformándose también en generadores de información. Esta interacción puede ser vista como un riesgo o una oportunidad, dependiendo del punto de vista desde el que se analice.
Más allá de los cambios en los hábitos de consumo, es importante reconocer el despliegue técnico y humano que realizan los canales de televisión y medios de comunicación formales en cada elección, profesionales que, desde su especialidad, trabajan coordinadamente con otros para ofrecer una cobertura completa, rigurosa y de calidad.
Chile, un país que suele polarizarse en tiempos electorales, tiene la fortuna de contar con profesionales audiovisuales que, más allá de sus convicciones personales, mantienen un compromiso con la verdad y la calidad informativa. Su labor garantiza que la ciudadanía pueda acceder a información veraz, oportuna y con un alto estándar tecnológico, en uno de los momentos más importantes de la vida democrática del país.





