Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH); Coordinador de la Red Interuniversitaria de Envejecimiento Saludable de Latinoamérica y Caribe (RIES-LAC / COMLAT-IAGG)
El próximo domingo 16 de noviembre, miles de personas mayores de la Región del Maule acudirán nuevamente a las urnas. Lo harán, como siempre, con un profundo sentido cívico y una enorme responsabilidad democrática. Pero también lo harán enfrentando desafíos que muchas veces pasamos por alto: largas esperas, dificultades de movilidad, calor, desorientación en los locales, o la ausencia de apoyos básicos que pueden marcar la diferencia entre una experiencia segura y una experiencia riesgosa.
Chile es hoy un país que envejece aceleradamente, y el Maule más que la mayoría de las otras Regiones. No basta con reconocer la participación electoral de nuestros mayores; debemos asegurarnos de que puedan votar con dignidad, seguridad y autonomía. Esto implica cuidados personales antes de salir de casa, pero sobre todo, condiciones adecuadas en los locales de votación, que son responsabilidad del Estado y de los municipios.
Cuidados que las personas mayores deben considerar
Antes de salir a votar, es recomendable planificar el horario para evitar las horas de mayor calor y aglomeración, especialmente para quienes viven con hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares. Llevar agua, tomar los medicamentos habituales, usar ropa ligera y calzado firme puede prevenir descompensaciones y caídas.
También es fundamental portar lentes, audífonos o bastones si se utilizan, así como anotar dónde está la mesa de votación para evitar recorridos innecesarios. Para quienes tienen algún grado de deterioro cognitivo, lo ideal es ir acompañados por un familiar o vecino. Nada de esto limita su derecho a decidir; simplemente facilita que ese derecho pueda ejercerse plenamente.
Ayudas indispensables en los locales de votación
Pero las responsabilidades no recaen únicamente en las personas mayores y sus familias. Los locales de votación deben ofrecer condiciones accesibles, seguras y amigables, particularmente en una región con alta proporción de personas mayores.
Esto significa contar con rampas adecuadas, barandas, sillas disponibles para quienes esperan, señalética grande y clara, agua en días calurosos y personal capacitado para orientar sin infantilizar. Significa habilitar accesos preferentes, mesas en el primer piso cuando sea posible y apoyo para quienes necesitan más tiempo para emitir su voto. También es crucial contar con zonas de sombra, buena ventilación y primeros auxilios disponibles.
Muchas de estas medidas no requieren grandes inversiones: basta con organización, empatía y compromiso público. Otras, como el transporte municipal desde sectores rurales o la presencia de monitores comunitarios, pueden marcar una diferencia enorme en la experiencia de cientos de personas.
Una democracia que no deja a nadie atrás
La participación electoral de las personas mayores no es solo un acto democrático; es un acto de ciudadanía que confirma su rol activo en nuestra sociedad. Pero para que esa participación sea real, los cuidados personales deben ir acompañados de locales de votación accesibles y preparados.
No basta con decir que son “nuestras personas mayores” si no les garantizamos condiciones dignas. La región del Maule está en un momento clave: o avanzamos hacia una democracia verdaderamente inclusiva, o seguimos dejando barreras invisibles que afectan precisamente a quienes más merecen nuestro respeto.
Este domingo, hagamos que votar sea un acto seguro, digno y accesible. Porque una sociedad que cuida a sus personas mayores no solo honra su trayectoria: fortalece su democracia.






