Domingo, Noviembre 23, 2025
Domingo, Noviembre 23, 2025
Publicidad desktop

Marcela Sepúlveda: la artesana que convirtió al Maule en queso

Desde Unihue, rescata sabores del Maule con quesos artesanales únicos. Su trabajo une técnica, tradición e identidad, convirtiéndola en referente regional.

Marcela Sepúlveda, fundadora de Quesos de Unihue, es uno de los nombres más reconocidos del circuito quesero artesanal del Maule. Chilena nacida en Argentina, su historia no comenzó en el campo ni en una quesería, sino en el mundo académico, donde durante años se desempeñó como encargada de una Biblioteca Jurídica Universitaria.

En marzo de 2019, un curso de productos lácteos cambió su vida. Ese aprendizaje despertó una pasión que se transformó en un proyecto que da identidad a su comunidad y que le ha valido medallas de bronce en Espacio Food & Service y reconocimientos en Encuentro Quesos 2025.

“Hacer quesos es mi manera de contar historias de mi tierra”, dice mientras recorre su taller en Unihue. Allí nacen creaciones únicas como el queso con maqui, el queso con ceniza inspirado en fogones campesinos y una línea que incluye lácteos de vaca y cabra. Todo se produce de forma artesanal, con profundo respeto por la técnica: control de pH, fermentaciones específicas y atención a cada detalle.

Además de liderar Quesos de Unihue, Marcela es fromagelier y presidenta de la Fundación Mujeres Queseras, que entrega capacitación gratuita y busca empoderar a mujeres que desean emprender en el rubro. Su historia es un testimonio de resiliencia, identidad y amor por el territorio.

Entrevista: Orígenes y motivación

¿Cómo nació este emprendimiento?
Siempre me he preguntado por qué hago esto. Busqué la respuesta en mi familia y descubrí que mi abuelo era criancero de cabras en Vilches Alto. Esa conexión estaba en mi historia aunque no la había visto antes. El queso me encontró a mí, porque para mí es arte: una forma de expresar lo que uno lleva dentro.

¿Qué la motivó a dar el primer paso?
Partió como una necesidad en pandemia. Era difícil comprar alimentos, especialmente lácteos. Recordé el curso que hice en 2019 y comencé a elaborar para mi familia. Después mis amigos y cercanos empezaron a pedirme productos, y así comenzó la comercialización.

¿Hubo un momento clave que marcara el inicio formal del negocio?
Sí, cuando me gané mi primer proyecto con la Fundación Luksic. Eso me permitió comprar mesones de acero inoxidable y entender que ya no era un hobby. Después vinieron un Sercotec y otros fondos, que hicieron crecer la quesería.

¿Qué hace especiales a sus quesos?
Son completamente artesanales, sin conservantes ni colorantes. Elaboro quesos naturales, con hongos, condimentados, de vaca y cabra. También producimos manjar y yogur tipo americano con mermelada. Rescatamos lo natural y las tradiciones; el queso con ceniza está inspirado en los fogones típicos del Maule y en la tortilla de rescoldo.

¿Cómo es el proceso técnico detrás de cada queso?
Aquí hay mucha ciencia. Controlamos el pH, entre 5,0 y 5,2, y utilizamos fermentos lácticos que inducen características específicas: textura más blanda, más dura, sabores más intensos o mantequilla. Nada se hace al azar.

¿Qué papel juega el territorio en su trabajo?
Vivimos en la comuna de Maule, agrícola y campesina. Todo lo que usamos es de la región: maqui, frutillas, arándanos, albahaca y tomates. Quiero que cada queso tenga un pedacito del Maule adentro.

Desafíos y aprendizajes
Implementar la quesería fue difícil: moldes y equipos vienen de Italia, Francia o Argentina, igual que los fermentos. El mayor aprendizaje ha sido la resiliencia. Cuando haces algo que te apasiona, encuentras energía para seguir aunque todo se vea difícil.

La gente reconoce la marca y la asocia a productos naturales y conectados con la tierra. Ya lanzamos yogur natural con mermelada de frutilla y ciruela, pensado para crecer y sumar variedad.


Cuando Marcela habla de sus productos, lo hace con la certeza de quien ha encontrado su lugar en el mundo. Quesos de Unihue no es solo una marca: es un proyecto que rescata identidad, impulsa a otras mujeres y demuestra que, desde un pequeño taller en Maule, se pueden construir historias que alimentan memoria y territorio. Su oficio nació como necesidad, creció como sueño y hoy se consolida como un testimonio sabroso de lo que ocurre cuando la pasión se transforma en propósito.

ad_avisos_legalesad_avisos_legales
ad_whatsapp_canalad_whatsapp_canal
Sigue informándote