Iván Palomo G., director del Centro de Longevidad VITALIS, Universidad de Talca y del Centro Interuniversitario de Envejecimiento Saludable (CIES-CUECH).
En Chile el envejecimiento poblacional es acelerado; ya un 19% de chilenos tiene más de 60 años y para 2050 se proyecta casi el 30%. Las cifras son mayores en la Región del maule, especialmente en algunas comunas. Esto exige una salud más integral y proactiva. El Ministerio de Salud destaca que la población mayor presenta alta prevalencia de factores de riesgo cardiovascular y enfermedades crónicas (respiratorias, musculoesqueléticas) y una fuerte alza de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer. Para enfrentar esto, el Plan Nacional de Salud Integral 2020–2030 para personas mayores define ejes estratégicos (prevención, acceso a servicios, coordinación de la red, información y financiamiento) para promover el envejecimiento activo.
Una investigación del Centro de Longevidad VITALIS, específicamente del CITES alerta sobre el Síndrome de Fragilidad: en la región del Maule cerca del 20% de los mayores de 65 años presenta algún grado de fragilidad, porcentaje que se relaciona inversamente con los años de escolaridad y el nivel socioeconómico. Las personas frágiles enfrentan de peor forma las neumonías u otras enfermedades, sufren más caídas y en consecuencia, se hospitalizan más y fallecen antes. Sin embargo, la fragilidad es un síndrome reversible mediante intervenciones como actividad física, buena nutrición y soporte social.
Por ello, es urgente que la salud pública fortalezca la atención de las personas mayores en los establecimientos de atención primaria y hospitales. También promover programas comunitarios (gimnasios para mayores, talleres de prevención de caídas, nutrición) puede prevenir dependencia; realizar campañas frecuentes. En esto, las 30 municipalidades de la región del Maule tienen mucho que decir y hacer.
En resumen, debemos traducir las políticas existentes en acciones concretas: mejorar la calidad de la atención de profesionales de la Salud a las personas mayores, expandir programas de promoción de hábitos saludables (ejercicio, alimentación) y monitorear sus resultados.





