Miércoles, Diciembre 3, 2025
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Lucía Calquín : la artesana curicana que rescató la gallina mapuche en vellón

Transforma lana de oveja en figuras únicas en vellón, destacando la gallina mapuche y enseñando su técnica a niños y jóvenes.

La artesana curicana ha convertido el vellón en un oficio cargado de identidad y creatividad. Su camino comenzó de manera espontánea, entre ferias y encuentros con otras creadoras, hasta que una mujer muy reconocida en la zona, la señora Jimena Lago, criadora de gallinas mapuche—, le pidió que elaborara una gallina en lana afieltrada. No conocía la especie en detalle, pero con fotografías, práctica y paciencia logró sus primeras figuras. Ese desafío marcó el inicio de un trabajo que hoy destaca por rescatar tradición y encantar a niños, jóvenes y adultos.

¿Cómo nació su emprendimiento?
Nació gracias a una invitación. Yo estoy en una asociación con Mapu de Curicó, y la presidenta siempre me invitaba a vender algo en las ferias. Yo no tenía nada propio; llevaba algunas cosas de género y similares.
Un día, en una feria, vi a una señora trabajando con vellón y me encantó cómo lo hacía, los colores, la técnica. Le pregunté y ella no tuvo problema en explicarme. Ahí empecé a hacer cositas pequeñas. Hasta que apareció otra señora, muy conocida acá en Curicó, la señora Jimena Lago, que cría gallinas. Ella me pidió que le hiciera una gallina. Yo no las conocía, así que me mandó fotos y empecé a practicar hasta que me quedaron bien… y ahora quedan mejores todavía.

¿Qué le motivó a empezar todo esto?
Me motivó tener mi propio emprendimiento, no quedarme en la casa sin hacer nada. Ese fue mi impulso para dedicarme al vellón.

¿Hubo un momento clave que marcó este inicio?
Sí. Cuando me di cuenta de que era un emprendimiento bonito, que a la gente le gustaba y que además era liviano. Lo podía llevar en mi maleta a cualquier feria sin que pesara demasiado. Eso me convenció.

¿Qué ofrece y qué hace especial su producto?
Primero, que representa a la gallina mapuche. Mucha gente no la conoce, niños y adultos, y me preguntan qué es. Y eso me encanta, porque gracias a mi trabajo muchos han sabido de estas aves.
Además de las gallinas mapuche, hago ovejas, pesebres, patitos, perros, burritos y muchas figuras más.

¿Por qué es importante para usted mantener calidad y autenticidad?
Porque quiero que realmente representen a la gallina tal como es. Yo voy a ferias de criadores de gallinas y ellos eligen el color de la gallina que crían, y se llevan la que corresponde. Debe ser auténtica.

¿Cómo elabora sus productos? ¿Toma mucho tiempo?
Sí, toma bastante tiempo. Se trabaja con lana de oveja y una aguja especial con una punta que permite ir apretando el vellón. Todo es a punta de picotear y darle forma.
Luego se pule un poco, se colocan las patitas de alambre y se monta sobre una base de madera para que quede bien parada. Cada pieza lleva su tiempo.

¿Qué papel juega la localidad en su emprendimiento?
La verdad, en Curicó no mucho. A la gente de acá no le interesa tanto, pero cuando voy a ferias en otras ciudades, como Talca o El Monte, ahí sí llama mucho la atención por ser la gallina mapuche.

¿Cuál es el origen del producto?
La lana se trabaja en muchas partes, pero lo que hace especial al producto es la gallina mapuche. Eso es lo que lo identifica.

¿Cuál ha sido su mayor desafío?
Llegar a más público, que más personas conozcan y compren mi trabajo. Ese ha sido mi mayor desafío.

¿Reconocen su producto en Curicó y la región?
Sí, ya lo reconocen. Soy la única que hace este tipo de artesanías.

¿Qué aprendizaje destacaría desde que comenzó?
Aprendí mucho a tratar con la gente. Además, enseño esta técnica en un colegio al que voy todos los años. A los niños les encanta trabajar con el vellón, y para mí es muy bonito compartir lo que sé.

¿Qué consejo les daría a otros emprendedores?
Que crean en lo que hacen. Hay que jugársela y tratar de hacerlo lo mejor posible.

¿Cómo ha impactado su emprendimiento en su vida?
Ha sido muy bien aceptado, especialmente por los jóvenes. Ellos compran mucho para sus abuelitas o porque recuerdan una gallina que tenía su mamá. Los jóvenes y los niños son los mejores compradores.

¿Tiene planes para nuevos productos?
Sí, siempre estoy innovando. Me gusta hacer figuras que están de moda o que les gustan mucho a los niños.

¿Qué le gustaría que sintieran los clientes cuando ven su trabajo?
Lo primero que siempre dicen es: “¡Oh, qué cosa más linda!”. Aunque no compren, mucha gente se queda mirando y repite lo mismo. Eso me deja contenta, porque les gusta mi artesanía. Trabajo en esto desde 2017.

Hoy, la artesanía en vellón de Lucía no solo rescata la identidad de la gallina mapuche, sino que también inspira a quienes descubren su trabajo en ferias y talleres. Con dedicación y cariño, su arte sigue creciendo, llevando un pedacito de Curicó y de tradición mapuche a cada rincón donde llega.

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