Por la Dra. Sandra Castro Berna, académica de la Escuela de Pedagogía en Educación Parvularia de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule.
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Los niños(as) tienen una relación con los libros destacable, gustan de ellos por lo atractivos y divertidos que resultan, y a la vez esto tiene múltiples beneficios: favorecer el desarrollo de la inteligencia, perfeccionar la expresión del lenguaje, ayudar a la resolución de problemas, conocer datos, acrecentar su imaginación, fortalecer su personalidad, afinar su sensibilidad, y a la larga favorece la lectura y escritura en época escolar. En familia contribuye al acercamiento y generación de momentos sublimes de involucramiento y complicidad en una lectura compartida.
Los libros infantiles, al ser tan variados, permiten elegir obras de acuerdo a sus intereses, con relatos de aventuras que presentan dificultades y peligros a enfrentar (el vencer estimula a la perseverancia y esfuerzo), formación ética, valores y actitudes positivas claves para asumir la vida; otros para reafirmar sus identidades, cuentos populares, rondas y poesías, etc.
Elección de un buen libro
Seleccionar y adaptar la literatura considerando: edad, nivel de comprensión, tipo de lenguaje, intereses y necesidades.
1 año: Que genere alegría, con pocas imágenes y muy simples pero que permitan la descripción, con objetos familiares, con o sin sonido, de material sensorial.
1-2 años: Que contengan temas y objetos cercanos, de corta duración, con imágenes simples, con poco argumento y que posibilite la descripción.
3 años: Relatos con personajes familiares y con valores éticos, con una buena ilustración, que permitan la participación.
4 años: Con historias que tengan situaciones a resolver, con finales agradables y triunfos del protagonista, no es necesario mucha imagen ello estimulará mejor su imaginación.
5 años: Aventuras reales, protagonistas con los que se puedan identificar, con mucha información, con valores y justicia, pueden contener imágenes mudas, diagramadas, historietas con un ordenamiento lógico en la serie de acciones.
En consecuencia, la literatura infantil no sólo es fuente de placer y recreación, sino que enriquece el mundo del niño(a) tanto en el aspecto idiomático, psicológico, cognitivo y emotivo.