Miércoles, Abril 24, 2024
Miércoles, Abril 24, 2024
ad_andes
ad_andes_m

Los sistemas de incentivos laborales no son una panacea

Arcadio Cerda Urrutia, Doctor en Economía de la Facultad de Economía y Negocios, Universidad de Talca, explica a empleadores cómo generar incentivos a los trabajadores, que van más allá de sólo lo monetario.

Un sistema de incentivos laborales es un conjunto de medidas diseñadas para motivar y recompensar a los empleados por su desempeño en el trabajo, con el objetivo de mejorar la productividad y la satisfacción laboral. Es importante considerar que los incentivos pueden ser monetarios o no monetarios, y que su diseño debe adaptarse a las necesidades y objetivos específicos de cada organización.

Doctor en Economía

Facultad de Economía y Negocios

Universidad de Talca

Un sistema de incentivos laborales es un conjunto de medidas diseñadas para motivar y recompensar a los empleados por su desempeño en el trabajo, con el objetivo de mejorar la productividad y la satisfacción laboral. Es importante considerar que los incentivos pueden ser monetarios o no monetarios, y que su diseño debe adaptarse a las necesidades y objetivos específicos de cada organización.

Algunos sistemas de incentivos incluyen:

Bonificaciones y comisiones, ascensos y promociones, reconocimientos y premios, horarios de trabajo flexibles, formación y desarrollo profesional, beneficios no monetarios, como días de vacaciones adicionales y permisos remunerados, participación en acciones o en las ganancias de la empresa, salarios variables o por desempeño, programas de incentivos para el trabajo en equipo, programas de incentivos para la mejora continua y la innovación.

¿Cómo hacerlo?

Es esencial que los incentivos sean diseñados de manera clara y sencilla, sin utilizar algoritmos complejos, cláusulas difíciles de entender o “letra chica” que puedan generar confusión, frustración y desmotivación en los empleados. Asimismo, es fundamental que los incentivos estén alineados con los objetivos de la organización y no se mezclen con otros incentivos para evitar conflictos innecesarios y alejarnos de nuestros objetivos.

Por otro lado, es recomendable que los incentivos se apliquen de manera uniforme en toda la organización, a menos que existan diferencias significativas en el desempeño entre las unidades. Esto es especialmente cierto en el caso de los incentivos monetarios, ya que otorgarlos de manera diferenciada por unidad puede generar desigualdades innecesarias entre el personal y afectar negativamente la moral y el compromiso de los empleados. 

Por otro lado, es importante considerar que distintas políticas a nivel gubernamental, como el incremento en el salario mínimo o la reducción en las horas laborales, pueden ser consideradas como incentivos para los trabajadores. Sin embargo, surge la pregunta de si realmente aumentarán la productividad laboral o simplemente representarán un mayor costo para las empresas y las personas, especialmente las pequeñas empresas y las familias que cuentan con personal de apoyo en el hogar. Esto podría redundar en un mayor desempleo en una economía ya deprimida.

En resumen, los sistemas de incentivos laborales no son una solución mágica para mejorar el rendimiento y la satisfacción de los empleados, ya que pueden no estar alineados con los objetivos y necesidades de la organización, ser costosos y complicados de administrar, y no ser del interés o percibidos como injustos por parte del personal, lo que puede disminuir su moral y compromiso y desviar la atención de los objetivos principales de la organización.

Arcadio Cerda Urrutia

Doctor en Economía

Facultad de Economía y Negocios

Universidad de Talca

ad_whatsapp_canalad_whatsapp_canal
Sigue informándote