En este artículo elaborado por el abogado, Doctor en Derecho Procesal y académico de la Universidad de Talca, Diego Palomo, se analiza cómo las decisiones tomadas por un criterio u opinión sin justificación razonada, “están privando a las partes involucradas en el caso de su derecho a una decisión basada en la ley y la justicia”.

Es importante tener en cuenta que las sentencias no razonadas no sólo son un problema de transparencia en el sistema judicial, sino que también pueden ser un signo de un juez o jueza que carece de la formación adecuada o que no está dispuesto a tomar el tiempo necesario para analizar cuidadosamente los hechos y la ley en cada caso.
Cuando los jueces toman decisiones basadas únicamente en su propia opinión o criterio, sin proporcionar una justificación razonada, están privando a las partes involucradas en el caso de su derecho a una decisión basada en la ley y la justicia. Esto puede llevar a que las personas pierdan la fe en el sistema judicial y, en última instancia, a una disminución de la confianza en el estado de derecho.
Además, como si fuese poco, las sentencias no razonadas pueden ser particularmente dañinas para grupos que históricamente han sido marginados o discriminados. Cuando las decisiones judiciales no están debidamente justificadas, puede haber un riesgo de que se perpetúen prejuicios y estereotipos, lo que puede tener un efecto duradero en la vida de las personas.
Parece evidente entonces que las sentencias no razonadas son un obstáculo para una justicia verdaderamente equitativa e imparcial.
Los jueces y juezas deben ser capaces de justificar claramente sus decisiones con base en la ley y los hechos del caso en cuestión, y deben estar dispuestos a tomar el tiempo necesario para analizar cuidadosamente todas las pruebas y argumentos presentados ante ellos.
Sin una justificación razonada, las sentencias pierden su sentido y la confianza en la justicia opera a la baja. Y en estos tiempos es un lujo que no está disponible.