Desde el lenguaje cotidiano hasta normas sociales y políticas públicas: académica de la Universidad de Talca explica cómo se manifiesta el maltrato estructural.
A lo largo de la historia, muchas personas mayores han realizado sus aportes más relevantes durante la vejez. Giuseppe Verdi, por ejemplo, tenía 74 años cuando estrenó Otelo, una de las óperas más importantes de su carrera. Sin embargo, en la actualidad, no todos los mayores reciben un trato acorde a su experiencia y capacidades.
Carolina Riveros Ferrada, académica de la Universidad de Talca e integrante del comité consultivo del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), advierte que muchas prácticas cotidianas perpetúan un maltrato estructural hacia este grupo. “Los rangos etarios no definen a las personas, ni sus capacidades”, subraya.
La profesora detalla que expresiones como “abuelito” o asumir dependencia sin fundamentos, son ejemplos de esta violencia sutil, especialmente considerando que casi el 80% de los adultos mayores en Chile son autovalentes. “Estas prácticas refuerzan estereotipos y limitan el desarrollo pleno de las personas mayores”, enfatiza.
Durante el Mes del Buen Trato, que se conmemora cada junio en el país, el SENAMA desarrolla diversas campañas de concientización. Riveros valora estas iniciativas porque promueven el respeto a los derechos y la autonomía de las personas mayores. “Desde la familia hasta el Estado, todos tenemos un rol fundamental”, asegura.
El buen trato, según la académica, va más allá del lenguaje y abarca el acceso a ciudades inclusivas, transporte adecuado y atención digna en servicios públicos. En ese marco, destaca el decálogo del buen trato impulsado por SENAMA, como una herramienta para guiar la convivencia y fomentar el respeto intergeneracional.
“Es una invitación a transformar nuestras percepciones y prácticas cotidianas, para que todas las personas mayores puedan vivir con plena dignidad y respeto”, concluye Riveros Ferrada.
