En Curicó se realizó un seminario clave que reunió a autoridades y expertos para avanzar en la Estrategia Nacional contra el desperdicio de alimentos.
Con el objetivo de reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos en Chile, se desarrolló en Curicó un seminario encabezado por la Seremi del Medio Ambiente del Maule, Daniela de La Jara, en conjunto con el Ministerio de Agricultura y diversos actores públicos y privados. La actividad se realizó en la sede de INACAP Curicó, como parte del proceso de elaboración de la Estrategia Nacional que se proyecta al año 2040.
Durante la jornada, se expusieron cifras que reflejan la urgencia del problema a nivel global y regional. En América Latina y el Caribe, el 12% de los alimentos se pierde en las fases de producción, transporte y procesamiento, mientras que otro 19% se desperdicia en comercialización y consumo. A nivel mundial, en 2022 se botaron a la basura más de 1.050 millones de toneladas de alimentos.
En el caso de Chile, un preocupante 26% de los residuos domiciliarios corresponde a alimentos comestibles, principalmente frutas, verduras, carnes y pescados. Estos desechos terminan en rellenos sanitarios, generando grandes cantidades de gas metano y contribuyendo al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Un trabajo colaborativo
“La pérdida de alimentos no solo es una cuestión ética que nos obliga a construir una sociedad más equitativa y justa, sino que también constituye una fuente de contaminación”, afirmó Daniela de La Jara ante los asistentes.
La autoridad regional recalcó la necesidad de articulación entre el sector público, privado y la ciudadanía, enfatizando que la elaboración de esta estrategia implica consensos y colaboración activa. “La necesidad de coordinación entre los sectores públicos y privados en esta materia es fundamental, y esa es la razón por la cual se ha convocado este taller”, puntualizó.
La Estrategia Nacional en desarrollo busca no solo disminuir el desperdicio en el consumo minorista, sino también prevenir pérdidas a lo largo de las cadenas de valor, promoviendo cambios estructurales y de comportamiento para mitigar los efectos de la crisis climática.
