Lunes, Octubre 13, 2025
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GASTRONOMÍA Y TURISMO: JUVENTUDES QUE HEREDAN FUEGO Y  TERRITORIO 

Antonieta Muñoz Quilaqueo. Profesora en Educación Técnico Profesional – Universidad Austral de Chile.

Educar para que cada preparación y cada viaje sean memoria, cultura y futuro 

La Educación Técnico-Profesional (ETP) cumple un rol estratégico en la formación  de ciudadanos capaces de vincular conocimiento, oficio y sentido territorial. En la reciente  presentación realizada en Constitución, en el marco del V Festival de las Epopeyas de las  Comidas y Bebidas de Chile, los y las estudiantes de las especialidades de Gastronomía y Turismo dieron testimonio de este propósito: aprender haciendo, pero también aprendiendo  con identidad. La gastronomía y el turismo, comprendidos como expresiones culturales,  revelan la dimensión pedagógica de los oficios y su potencia para formar sujetos conscientes  de su historia y su entorno. 

En el Maule, cocinar es narrar el territorio y sus memorias. Cada preparación sintetiza  trabajo, paisaje y emoción colectiva. De igual modo, cada recorrido turístico constituye un  relato vivo donde la naturaleza, la hospitalidad y la cultura local dialogan con el visitante. En este contexto, enseñar gastronomía y turismo demanda una pedagogía situada, capaz de  reconocer al territorio como aula y a los estudiantes como intérpretes activos del patrimonio. Esta perspectiva promueve aprendizajes significativos al integrar saberes técnicos, valores  culturales y sensibilidad social. 

El enfoque patrimonial supera la mera transmisión de recetas o la repetición de rutas. Propone comprender la gastronomía y el turismo como prácticas de mediación cultural que fortalecen la cohesión social y la sostenibilidad del desarrollo local. Así, la enseñanza técnica se transforma en una experiencia educativa integral que articula conocimiento, creatividad y  responsabilidad con el entorno. Los talleres, y las salidas pedagógicas se convierten en  escenarios de investigación, creación y reflexión donde el saber experto adquiere sentido ético y comunitario. 

Formar técnicos en estas disciplinas significa formar custodios del patrimonio  inmaterial, jóvenes que reconocen en el alimento y en la experiencia turística un lenguaje de  identidad. En tiempos de globalización, preservar la diversidad cultural requiere  profesionales capaces de equilibrar innovación y tradición, productividad y conciencia social. La educación técnico-profesional tiene, por tanto, la misión de inspirar vocaciones  comprometidas con el territorio, que comprendan que servir al otro es también un acto de  preservación y de ciudadanía. 

La educación se vuelve un puente entre el pasado y el porvenir, un ejercicio de  aprendizaje con sentido que honra el patrimonio y proyecta esperanza en las y los estudiantes. 

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