Más de 80 estudiantes egresaron de la Escuela Agrícola San José de Duao, en una ceremonia marcada por la identidad rural, la formación técnica y el valor de sus tradiciones.
La Escuela Agrícola San José de Duao celebró la Licenciatura 2025 con una ceremonia cargada de emoción y sentido de pertenencia. Más de 80 estudiantes recibieron su licencia de cuarto medio. Muchos de ellos iban vestidos de huaso, reforzando el vínculo con la cultura campesina que distingue al establecimiento.
Con 69 años de trayectoria, el recinto —administrado por SNA Educa desde 1982— mantiene un proyecto formativo que combina tradición, disciplina y trabajo de campo. Actualmente educa a 390 alumnos, de los cuales cerca del 85% permanece en internado debido a la distancia de sus hogares. Su índice de vulnerabilidad alcanza el 95%, reforzando su misión social y el acompañamiento permanente a cada estudiante.
La escuela imparte la especialidad de Técnico Agropecuario, mención Pecuaria, con un sello relevante: la formación en manejo de equinos. Su infraestructura incluye un predio de 112 hectáreas, con cultivos de kiwi, maíz, canola y hortalizas. Además, realizan la engorda anual de 1.800 novillos, lo que permite un aprendizaje práctico y continuo.
Durante la ceremonia, el director dirigió un mensaje especial a los jóvenes. Destacó el esfuerzo de la generación que egresa y la identidad agrícola que caracteriza a la comunidad escolar. “La despedida de los cuartos años se asemeja a una cosecha: ya están los frutos maduros que crecieron con trabajo, paciencia y dedicación”, señaló ante estudiantes, familias y autoridades presentes. Además, instó a los egresados a enfrentar con convicción los nuevos desafíos que les esperan. Afirmó que “la vida es una lucha, pero ustedes cuentan con eficiencia técnica y valores espirituales para triunfar”.
El director también dedicó un reconocimiento al Consejo Asesor del establecimiento y rindió homenaje al agricultor Daniel Monita Báez, quien suma cuatro décadas de aporte a la institución. Recordó además el gesto histórico del agricultor José Teodoro Ovalle, quien cedió 60 hectáreas para permitir la continuidad del proyecto educativo.
La jornada concluyó entre aplausos, abrazos y emoción. Esto marcó el cierre de una etapa para los nuevos técnicos agropecuarios que ahora inician un camino profesional sin dejar atrás la identidad rural que los define.
