Eduardo Robledo presenta 35 obras donde destaca la cosmogonía. La muestra se presenta gracias al trabajo de la institución de educación superior y el Ministerio de Relaciones Exteriores de México.
Un total de 35 obras componen la exposición “El latir del maíz” del grabador mexicano Eduardo Robledo, muestra que se encuentra disponible hasta mediados de junio en la Sala de Exposiciones de la Universidad Autónoma de Talca, ubicada en el Campus Alameda.
En los grabados, que han llegado al Maule gracias al auspicio del Ministerio de Relaciones Exteriores de México y la institución superior, se pone en evidencia la revitalización de la “Estampa” mexicana con el imaginario profundo de sus vivencias en Xochimilco.
De esta manera, las imágenes de calaveras, elotes, armadillos, nopales y tantas otras formas icónicas de la cosmogonía mexicana, se han establecido como una de las corrientes más rupturistas de sus tradiciones.
Al respecto, el Vicerrector de la universidad, Marcelo Cevas Fuentes, hizo una invitación a la comunidad universitaria y local a asistir a la muestra. Además, destacó el trabajo que el artista realizó recientemente con los estudiantes de primer año de Licenciatura en Artes Visuales, en el marco de un taller de grabado en el que pudo mostrar su técnica.
¿Quién es el artista?
Eduardo Robledo es uno de los más destacados grabadores mexicanos. Es egresado de la carrera de Artes Visuales de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM y es miembro fundador del Taller de Gráfica Urbana.
Su trabajo se ha presentado en distintos espacios culturales en diferentes países de América y Europa. Cuenta con más de 25 exposiciones colectivas y dos individuales. Su obra forma parte del acervo de centros culturales como el Museo Casa de Xilogravura en Campos do Jordão, Brasil, y el Museo de Artes Plásticas Juan B. Tapia en Buenos Aires.
Robledo ya expuso esta misma muestra en el espacio Casa Autónoma, pero en Santiago, oportunidad en que subrayó la fuente de inspiración de la obra, poniendo énfasis en que “en este trabajo podrán ver las tradiciones mexicanas, el gozo y el tránsito entre la vida y la muerte. Hago un juego y una combinación entre la luz, las texturas y el color, para plasmar en las obras mis raíces y resignificar mis historias familiares de la infancia, para construir un mundo de sueños donde convergen símbolos y personajes entrañables”.
