Lunes, Abril 29, 2024
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Atrapados en el ascensor

Artículo de opinión por Diego Palomo, académico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca.

Diego Palomo.

La sensación de claustrofobia se había apoderado de ellos. Habían estado atrapados en el ascensor durante más de una hora, y el hecho de que el ascensor estuviera bajando de nivel no ayudaba en absoluto a retomar la tranquilidad. La situación era angustiante, pero lo que más les preocupaba era si saldrían de allí con vida. Después de varios intentos fallidos de llamar la atención de alguien en el exterior, se dieron cuenta de que nadie los oía. Se habían quedado completamente solos, a merced del ascensor.

Mientras esperaban a que alguien los encontrara, comenzaron a hablar sobre diferentes temas, tratando de distraerse de lo que les estaba pasando. Uno de ellos mencionó la injusticia que se vive en el país, especialmente en lo ligado con la sensación de inseguridad frente a la delincuencia. Todos estuvieron de acuerdo en que el sistema no funciona como debería, pero algunos argumentaron que era una pérdida de tiempo preocuparse por ello. Que esto no era nuevo y que nada cambiaría.

Uno de los pasajeros del ascensor dijo: “¿Qué importa el sistema judicial? Siempre estará corrompido, y nunca se podrá confiar en él”. Los demás miraron al hombre con asombro y sorpresa. ¿Cómo podía ser que alguien pensara así? ¿Cómo podía ser que alguien se rindiera tan fácilmente ante la corrupción y la injusticia?

Comenzaron a debatir sobre el papel de la justicia en un estado democrático de derecho. La mayoría estuvo de acuerdo en que era fundamental que el sistema judicial funcionara de manera justa, imparcial e igualitaria para todos los ciudadanos. Y sobretodo de manera eficiente y oportuna. La justicia, agregaron, debe ser el eje central de cualquier sistema democrático.

Pero algunos seguían escépticos, argumentando que la justicia no podía ser alcanzada y que era mejor enfocarse en uno mismo y no preocuparse por el resto. Que cada cual se rascara con sus propias uñas. Pero el resto del grupo no estaba de acuerdo. Sabían que el enfoque individualista no era la respuesta correcta al problema. Si cada uno solo pensara en sí mismo, entonces una sociedad nunca avanzaría. La justicia debía ser una prioridad para todos.

Pero ¿cómo hacer que la justicia funcione de manera adecuada? Algunos dijeron que esto solo podría ser alcanzado a través de una reforma total del sistema judicial. Otros argumentaron que las pequeñas acciones y reformas parciales podían tener igualmente un gran impacto y ayudar a la construcción de una sociedad justa e igualitaria.

La conversación continuó durante varias horas, y aunque la situación en el ascensor no mejoró, los pasajeros comenzaron a ver la importancia de preocuparse por el bienestar de la sociedad. La importancia de trabajar por una justicia más igualitaria, por un sistema más transparente, más eficiente y por una sociedad más justa e igualitaria.

Finalmente, después de varias horas, el elevador comenzó a moverse nuevamente, y los pasajeros pudieron salir y volver a la tranquilidad.

Aunque habían estado atrapados en el ascensor, habían logrado tener una discusión significativa sobre la importancia de la justicia en la sociedad.

El grupo se separó en el lobby del edificio, cada uno con sus propios pensamientos y reflexiones. Algunos se preguntaban cómo podrían contribuir más a la sociedad, mientras que otros se comprometieron a ser más activos en la lucha contra la corrupción y la injusticia. En general, todos habían comprendido que todos somos parte del problema y también podemos ser parte de contribuir a la solución.

Diego Palomo
U. de Talca

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